miércoles, 25 de febrero de 2009

Ama



el Amor es rosa casi rojo, el resto...es verdad...Pero a veces más vale ser un iluso antes que un infeliz.

Y aunque solo sea un sueño bonito, la realidad es sencillamente la suma de nuestras creencias...

Asi que ama, no temas las lágrimas, amalas,
ellas te quieren.
Son armas, escudos, recuerdos, metas...
Son los caminos de la experiencia, abren paso a las ideas claras,
iluminan tus ojos de muchas formas
y finalmente confunden a la tristeza.


Son agua bendita para un corazón sin fe...

*Neö

martes, 17 de febrero de 2009

Jimena y su libro

¡¡¡Gran dia de reencuentro!!

Desde la Nenosfera queremos apoyar a nuestra más que querida Jimenita que ha publicado un nuevo libro sobre Tarot. Desde su blog podreis solicitar un ejemplar en formato pdf a cambio de un comentario crítico sobre él. La promoción tiene fecha límite así que no os perdais esta oportunidad de leer a esta maravillosa mujer. Gracias a todos por vuestra colaboración.

¡¡¡Mucha suerte Jimenita!!!
*Neö

jueves, 5 de febrero de 2009

Deméter y Perséfone

o "Misterios de la Diosa Múltiple III":

ver Capítulo I
Capítulo II

  


Sub-capítulo 1:
Jung, Deméter y Perséfone"

El hombre en su necesidad constante de progreso y avance tecnológico, con el pasar del tiempo ha ido poco a poco despreciando la forma de pensamiento simbólico y mítico, considerándolo como mera fantasía de los pueblos primitivos así como contraproducentes para su evolución.

Las culturas de los pueblos antiguos (Babilonios, Egipcios, Mayas, entre otros) desarrollaron un complejo sistema de pensamiento abstracto/sagrado siendo la Qabalah, la Alquimia, la Astrología y El Tarot manifestaciones que llegaron hasta nosotros, pero que aún son consideradas por algunos puras supersticiones.
Este conocimiento universal se expresa fundamentalmente a través de símbolos que los iniciados están obligados a dominar ya que las imágenes míticas otorgan la posibilidad de conexión con el sendero sagrado y la memoria de la naturaleza, lo cual resulta totalmente inaccesible por medio del pensamiento lógico.



Dentro de la historia de la Psicología, fue C. G. Jung quien recuperó estos conocimientos herméticos y traduciéndolos a un lenguaje psicológico, logró introducirlos en la cultura occidental moderna, revalorizándolos. Su misión estuvo encaminada en comprender las manifestaciones del inconsciente: sueños, fantasías, visiones, alucinaciones, que apareciendo de forma aparentemente confusa, inconexa y caótica debían encerrar un significado y un sentido.

Es por esto que ante las imágenes que proporciona el mundo oscuro se podrían tomar dos actitudes básicas: o dejarlas pasar de largo –lo que significa que a la larga se seguirán presentando cada vez con mayor fuerza y hasta bajo forma de síntoma físico- o asumir el compromiso de trabajar con el material que presentan e intentar darle un sentido y significado personal para integrarlo a la conciencia. Fue esta la elección de Jung, quien, a partir de su propia experiencia arquetípica tejió su teoría, amplificándola a través de los años mientras recorría y vivía su mito personal.

En el libro que estoy escribiendo, "Relatos de Cathal (®)", el personaje principal vive en otro plano de la realidad e incluso llega a ser consciente de que es un ser creado por mi, que a lo largo de su historia tiene que cruzarse con varios arquetipos, cartas del Tarot y otras verdades.

Recomiendo la autobiografía de Jung Recuerdos, Sueños y Pensamientos,realmente impresionante, donde explica todos sus estudios basados en el tema y muchas curiosidades como su visión profética de la Primera Guerra Mundial, sin duda merece otro post aparte que ya comentaré.

Los mitos y las historias de los dioses son símbolos que nos ponen en contacto con un modo de pensar ancestral, haciéndonos partícipes de las fuerzas ordenadoras que rigen el mundo. Los mitos son símbolos muchas veces orales, códigos herméticos que transmiten una enseñanza mostrando el modo en que los pueblos antiguos entendieron el Ser del Mundo.
Formando un conjunto unitario con el símbolo y el rito, los mitos tratan acerca de las entidades arquetípicas y de los orígenes sagrados de la cultura. Se trata de relatos del plano intermediario, los que ponen al hombre en relación con la deidad, es decir consigo mismo, con su ser esencial.

Por estar sustentados en una misma realidad, la de los seres humanos y el Cosmos que habitamos y del que formamos parte, los mitos son universales y es por ello que encontramos tan claros paralelismos entre los mitos de distintos pueblos tradicionales, pues en realidad estos se refieren siempre a principios eternos e inmutables. Por eso comprender la Unidad esencial contenida en las distintas mitologías, es en realidad comprender lo que sería la verdadera unidad de la cultura humana.

Las conductas a las que aluden los mitos son arquetípicas y por lo tanto válidas para todo tiempo y lugar. Desde el punto de vista de la Tradición Hermética, desde el que siempre nos situamos, es su vigencia y actualidad lo que da al estudio de los mitos todo su valor, por lo que muy poco nos puede interesar la visión "arqueologizante" y clasificatoria propia del mundo "oficialista".

Los hombres no crean a los dioses, sino que los descubren y los interpretan, es decir, se nos revela su nombre a través de sus arquetipos o principios inmutables, los que manifestados en todos los fenómenos naturales, tanto físicos, anímicos y espirituales, astrales o telúricos, nos permiten entender parte del misterio de la Vida.

Cualquier pequeña investigación nos lleva a comprobar que todas las grandes culturas de la historia, y todos los pueblos arcaicos, han descubierto al principio de su tiempo a sus dioses, es decir, han percibido al Ser Universal expresándose en la naturaleza de su entorno, en su geografía, el paisaje, mares, ríos, fuentes, montañas, volcanes y astros, especialmente se han fijado en el Sol y la Luna.
También los han observado en los ritmos y los períodos celestes, en todos los fenómenos naturales y atmosféricos, así como en el efecto que dichas energías tienen sobre el resto de seres, tanto del reino animal, vegetal como mineral y por supuesto humano.

Puesto que tiene que ver con nuestros orígenes culturales, a veces idénticos dioses aparecen asociados entre sí con parentescos diferentes y nacimientos producidos en distintos lugares y circunstancias, y otras cosas imposibles desde un punto de vista plano o rasante, pero que cobran significado a medida que se comprende el sentido trascendente que tienen estas leyendas y se comprueba que tratan de ideas arquetípicas, esenciales para la verdadera vida intelectual y espiritual del hombre.

Todas las Tradiciones Iniciáticas han contado a lo largo de la historia con Centros o Escuelas de Pensamiento donde se ha transmitido la iniciación a esos estados del Ser. En Occidente esos centros se propagaron por toda la cuenca mediterránea. En ellos, sabios, sacerdotes e hierofantes comunicaban la Ciencia Sagrada a quien lo requería y reunía además las condiciones para comprenderla.

Además de esos Centros de Enseñanza se expandía una influencia de orden intelectual y espiritual que actuaba de dínamo generador y punto de referencia axial para toda la sociedad, es decir que nutrían también la cultura popular, que en muchos casos fue la que conservó gran parte de estas enseñanzas, especialmente a través del arte y de la literatura, fundamentalmente el cuento y la leyenda, así como la música y el teatro.

Concretamente, en Grecia uno de esos Centros sapienciales e influyentes en la historia del pensamiento tradicional de Occidente fue el santuario de Eleusis de época prehelénica, consagrado a la diosa Deméter, deidad que representó durante más de dos mil años el símbolo de la puerta de entrada a los misterios de la iniciación, y cuya energía contribuyó al esplendor de esa civilización.

Fue Demeter quien inspiró a la humanidad por el dominio y la propiedad de la tierra, ya que del surgimiento de la agricultura se originó la costumbre de vivir en comunidades asentadas. Gracias a ella creció en el hombre el sentimiento de pertenencia y el mantenimiento de la ley y el orden; por todos estos motivos era considerada la diosa de la civilización.

Venerada popularmente como deidad de la vegetación y de la agricultura (especialmente el cultivo del trigo), tanto por griegos como luego por los romanos quienes le dieron el nombre de Ceres o Cibeles, el santuario consagrado a la diosa Deméter fue símbolo del saber acumulado por sabios e iniciados de todas las épocas anteriores, ya que se dice que la cadena de esta enseñanza enraíza con los orígenes del mundo, antes del tiempo.

A este Centro, verdadero corazón del mundo mediterráneo, pertenecieron los grandes pilares de nuestra tradición cultural, nos referimos a Pitágoras, Sócrates y Platón, a través de los cuales la ciencia arcana ha podido, aunque cada vez de modo más restringido, seguir alimentando a los hombres y mujeres de todas las épocas, incluida la nuestra ya que gracias a esos sabios la influencia espiritual-intelectual de la deidad aún no ha dejado de dar su sustento al Occidente actual.

Al hablar de corazón y de centro nos referimos a que todo el orbe cultural y social de una gran cantidad de pueblos de la cuenca formada por este mar llamado Mare Nostrum por los romanos, tenían en Deméter/Isis/Ishtar el símbolo de la deidad y a ella construyeron templos y santuarios en los que se enseñaban sus ritos en total acuerdo con la Tradición Universal de la que éstos eran su representante.

La importancia popular que tuvo esta deidad es fácil advertirla hoy con una sola ojeada por la arquitectura de muchas ciudades tanto europeas como iberoamericanas, y observar en los relieves de sus edificios antiguos la figura de la diosa a la que se puede reconocer por las espigas que porta.

Igual que la palabra cereal (de Ceres), tan identificativa de la diosa, hasta el punto de simbolizarla. También algunas ciudades tienen en su nombre el de la diosa, como por ejemplo la ciudad española de Cáceres, en cuya región siguen hallándose restos arqueológicos de bustos de Ceres y lápidas con el nombre de Proserpina. Precisamente cerca de esa ciudad española se halla Mérida, la antigua Emérita Augusta, en cuyo magnífico teatro romano pueden verse sendas esculturas consagradas a Deméter-Ceres, Hades-Plutón y Perséfone-Proserpina. Un espacio que hoy en día sigue siendo escenario para espectáculos teatrales y encuentros en las noches de verano.

Continuará...