viernes, 26 de diciembre de 2008

Veintisiete letras



Veintisiete letras; miles de combinaciones lógicas posibles, y aún así, no me bastan todas las letras para definirlo.
He empezado mil cartas, mil mensajes, pero casi siempre termino borrándolos.

Ningún idioma tiene la posibilidad de expresar lo que en realidad siente el alma.O será que después de todo, me he quedado sin palabras
y sin silencios.

Historias inconclusas como un boceto de algo que no se llegó a pintar, como una prenda que alguien olvidó en el ropero.

Ahora interpreto el papel principal en esta gran obra a la que llamamos vida, y cuando salgo ya de este viejo y frío rincón del recuerdo me encuentro las máscaras, la gente disfrazada de otra gente, sólo que con la fuerza necesaria para respirar aire nuevo y bañarme bajo los rayos de Sol.

Pintando el mundo de colores con mis pinturas y mi matiz personal allá donde no los hay, investigando nuevas texturas que experimentar con la existencia.Deseo ver que hay mas allá de todo lo visible.Ansío rozar la eternidad de aquello que no nace ni muere, pero permanece.

Demasiado transparente para ocultar mi vulnerabilidad, pero demasiado fuerte como para hacerle placaje a los conflictos.

Libre de carga, y recuperando mi punto de apoyo en mi, estoy capacitado para seguir andando por la cuerda floja sin caerme y sin perder la sonrisa mientras la gente de ahí abajo me aplaude y sueña con tener este valor.

Es mi deber hacerlo: soltarme del nudo y correr, como siempre lo he hecho, sintiendo vértigo de tanta libertad, con la emoción del no saber qué pasará mañana.

No acomplejarme sin reirme de mis defectos, sin tener que sentirme culpable o vigilar cada palabra que sale de mi voz por miedo a que se malinterprete. Yo soy así, libre, espontáneo,imprevisible, sin miedos.

Después de haber bajado a lo más hondo buscando a alguien, empiezo a salir a la superficie con mas fuerza que nunca, como una planta a la que podan y crece con mas fuerza.

Y si el recuerdo se acomoda en el asiento de atrás de mi coche sin pedir permiso, amablemente lo despido, su trayecto ya pasó, disuelvo su esencia en el presente como un poco de sal en un vaso de agua para digerirla mejor.


Paseo a la ribera del río y me maravillo de haber roto el hechizo, por fin el reflejo del agua una vez aprendida su enseñanza me devuelve mi imagen íntegra, por fin soy uno con mi YO,con mi sonrisa como tiene que ser.

Estas navidades nada de regalos materiales y prefabricados con envoltorios de papel maché. Mi mejor regalo, soy yo mismo, y doy sin pretender recibir, mi sonrisa, abrazos, momentos, mis oídos, ideas, sueños... Ésta vez a quienes sepan valorarlos.

Ya es la hora, ahí está mi tren....

[Y mientras empieza a arrancar me fui sin decir nada, sin un beso de despedida.Cuídate en la distancia pienso]

Y es que... Veintisiete letras tiene el alfabeto, pero no hay nada como el silencio.

*Neö

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